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Para escribir he nacido

Para vivir he nacido,para escribir estas cosas que te cuento,para hablar del tiempo deslizándose árido como la sal o amable como la brisa.

Camaradas

Necesitamos un arte que saque a la república del fango (Vladimir Maiakovski).

Sobre nuestros escudos

Hubo un tiempo en que pudimos haber llegado al tiempo. Ahora los augures sacan beneficio de cada profecía y en los desiertos del corazón yacen las flores en el pelo, el guirre, Ho-Chi-Minh.

Hombres libres

Cuando soplan el siroco y la calima, queda un lugar habitable aún en este territorio: algo de dignidad en la desgracia, algo de estoicismo en el sufrimiento, algo de coraje en la desdicha, el valor indomable de los hombres libres.

Adargoma

La fila india del Adargoma, con la formación que ganó el campeonato juvenil de Gran Canaria en 1976.

martes, 18 de enero de 2022

Ciudadano

 

Vives la soledad inmensa

que se dilata en retículas sin fin,

acorralado por tus errores y por el asfalto.

En la misma extensión que tú

otras criaturas malviven o trafican,

mientras el tiempo se impone a dentelladas.

Junto al mar, bajo las luces de sodio

de la noche, buscas sin cesar otra mirada,

una boca que comparta besos y saliva,

la caricia tibia de un reconocimiento.

Estás perdido. No suena la esperanza

para tu causa. Sólo el rumor de los andamios,

la palpitación de los martillos,

la balada de humo de las calles respirando.

Llegará el día en que la ciudad cante

en una escala cálida y humana,

llena de rostros amables

y barricadas.

viernes, 17 de diciembre de 2021

Clandestino


 

Vaga de noche de pared en pared 

y de esquina en esquina, como 

un perro que marca su territorio. 

Transita parques y plazas, 

barrios tomados por la basura,

descampados amenazados y desiertos, 

mientras los coches duermen

y velan las cámaras de seguridad.

 

Las discotecas y los prostíbulos 

no lo detienen. Se desliza 

como una mirada furtiva. Su pulso 

está preso en lo que oculta.

 

jueves, 10 de junio de 2021

Las fauces de la ciudad


 

Llegué de lejos a sus calles

largas y enredadas como intestinos.

Todo era movimiento y centelleo:

el aire, la espuma de la costa,

el barullo de las palomas,

las ambulancias, los andamios,

la gente apresurada.

 
Entré de cabeza en esta selva de arrecifes

desmantelados, un alienígena

arrastrado por la época y los barrancos

a su garganta de regulaciones y carteles,

a su inmensa boca de colmillos acerados.

 
Aprendí su lenguaje de señas y señales.

Ardí en las llamaradas de su océano.

Me impregné de sustancias hostiles y feroces.

Transité su territorio insoportable y solo.

 
Nunca encajé entre sus dientes.

Me fui quedando al margen,

con los ojos perdidos en la lluvia,

aguardando.

jueves, 1 de abril de 2021

Sueño del asesino



En su habitación descansa el matarife,
satisfecho en su placidez sanguinaria,
con la piel de roca y el alma tierna.
Otras veces cruza la noche con sigilo
para caer sobre la presa y su carótida,
seccionando el flujo de la sangre
con una penetración gélida de acero.

Duerme hoy, sin embargo, el asesino. Navega
en sueños por la monarquía de los monstruos,
por las veredas de un cielo en que los ángeles
están armados con Smith & Wesson y chequeras
y las nubes son esponjosas y parabellum.

Por esta noche
estás a salvo.